sábado, 22 de enero de 2011

Mantis religiosas

Me gustan las chicas
mantis religiosas,
las que se paran en su sitio
y se abren las aguas
igual que en un milagro narrado
hace muchos años.
Me gusta las que callan los secretos
y las que se vuelven fuertes como una roca,
las que se atreven a todo,
las que lloran cuando hace falta.
Las que llevan como maquillaje
la ternura y el misterio encerrado
en cofre carente de llave.

Amo las mujeres que odian
a Blancanieves y a Cenicienta,
las que no esperan cuentos de hadas
y se hacen heroínas reales…
Las que escriben sueños
y no han hecho
del amor un ídolo de barro,
las que no creen que el romanticismo
sea un hombre que finge tener un corazón
que bombea borbotones de amor
fresco en latidos
y otras cosas por el estilo.

Me enamoran las mujeres que no paren
hijos para alimentar guerras,
las que pelean causa justas
y me hacen creer en la humanidad otra vez,
las que están al principio de la vida
y las que bajan el telón
cuando ésta vuelve a desparecer,
las que saben dar el dulce beso del adiós.
Las que no precisan de hombre alguno
para ser señoras,
por eso idolatro a las mujeres
mantis religiosas
y detesto a las que bajan la cabeza
ante la opresiva costumbre religiosa,
amo a las que van con el pelo suelto
y van por el mundo y sus cosas
como una aventura amplia y majestuosa.

jueves, 13 de enero de 2011

Preguntas

Qué del amor cuando te vas
y queda
solo la imagen de la desnudez,
el bosquejo
de tu cuerpo
estampado
según el deseo tomó forma.
Qué de tus manos que subían,
que bajaban,
que tocaban el lugar justo,
tu piel que hace soñar tanto
que lo demás apenas si importa…
cuando la realidad vuelve a permanecer quieta,
a salvo
y solo se recuerdan,
la ternura liberada
y los besos dados.
Lo sabés muy bien,
te ama demasiado
como para prometerte
a un mundo desbordado,
corroído por la rutina,
convirtiéndote en presa de los horarios
del hipócrita juego
del idilio eterno…
Qué queda de su mirada,
enjaulada en tus ojos,
al amparo de la tuya,
cuando se aprietan los labios
y se prometen nuevas horas robadas
a nuevos días
y se abre el abismo
de un adiós,
entonces creen que eso es tierra fértil donde germinan
jóvenes semillas de amor
como consuelo
para ese momento de dolor.