miércoles, 23 de noviembre de 2011

conmigo

Se equivocaron las noches,
los días,
los segundos,
eras libre como una dalia,
floreciendo primero,
en el calor agobiante
de enero… Lo mirabas,
era la arcilla
vos querías ser el alfarero…
Me lo contaste
al final del derrotero,
era un atardecer rojo
tan agrio como sereno
ahogando los techos,
haciendo sudar los cuerpos,
estabas tan bonito,
una mezcla de hombre con cachorro,
una sonrisa de apolo
cayendo antes nuevas deidades,
desplomándose la estatua
con el mismo fragor que hacen los sueños
cuando,
de repente, se vuelven añicos..



Eras tan lindo
que me sacabas el padre de adentro,
quería protegerte pequeño niño
prostituto, fuerte y débil,
seguías siendo una dalia
ahora mustia, sedienta,
rogabas por lluvia
y la suerte
se te mofaba con sequías…
Eras tan extrovertido,
tan arrogante como vacío,
se te había ido
el amor, la confianza,
solo quedaba el calor de enero sofocándote,
sacándote suspiros
de tu boca
que llegaban a mis oídos,
pero no estabas tan solo,
estabas conmigo,
en una esquina
llorando y riéndonos
de lo esquiva
que puede ser la vida…
Tan fuerte y endeble
como una margarita
que espera resurgir en la brisa
y delirar aunque sea con una llovizna,
se equivocaron las tardes,
las mañanas, los minutos,
pero estabas ahí rearmando la esperanza
que es lo único vence
a la más honda de las tristezas,
estabas en mis brazos,
llorando,
te dibujabas destruido
pero, tu dolor era hermoso
igual que las flores perdidas del camino.

No estabas solo amigo…
estabas conmigo.

1 comentario:

  1. verdaderamente increíble, la buena poesía es rara de encontrar sobre todo cuando usa una anécdota para convertirse en arte, una de sus muchas lectoras, María de Palermo, felicitaciones...

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