sábado, 24 de octubre de 2009

De todos

De todos, el más arrogante,
su paso lleva enredado
al mismo aire que lo envuelve,
sus piernas son altares
de ídolos y dioses promiscuos,
de deseos que se esgrimen entre cuatro paredes,
su pecho se infla,
se ensancha con cada bocanada de oxígeno que inhala,
es el amo de la noche.
Sus ojos devoran a cada ser que lo mira,
los engulle como un pulpo voraz,
llevándose a sus víctimas a su boca dentada,
parece el mejor de los amantes,
hasta anida, adentro, la sutileza de un artista,
un niño tierno que se les escapa
en una sonrisa de dientes blancos.
Ahora baila solo,
sobre su cuerpo rutilan las luces
como sierpes silvestres en una orgia,
me seduce aunque no baila para mí,
el amante de sus sueños está en otra ciudad,
durmiendo, abrazado a otro hombre
no tan lindo como él,
pero que le pintó un mundo más real, casi perfecto,
como un río gregario
horadando la roca
en miles de besos de agua,
besos que el más hermoso del baila habrá de ver
hechos olas rompiendo en la costa sucia,
buscando en la mansedumbre del río
la silueta de aquel amor
que tuvo y perdió.

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