jueves, 14 de octubre de 2010

Buenos Aires

Buenos Aires,
asfaltos y plazas enrejadas,
calles que un día van
y otro vuelven,
el obelisco,
la plaza de mayo
y la petición de siempre,
el río ignorado,
perdido en el fondo,
edificios y ventanas
en hermoso desorden,
una guerra
entre lo decorativo y lo grotesco,
sus obreros bajando de los trenes,
sus mujeres embelleciendo sus veredas,
las paloma llevándose en el vuelo
lo que no ha muerto
de las esperanzas que ruedan,
de las almas que marchan.
Ciudad de poderosos
que ven desde lo alto,
con desprecio,
y se pierden este milagro,
lo hermoso de respirar este caos,
esta obstinación por gritar
las verdades apretadas
entre la mente y la garganta;
calles perdidas de tangos
y rocanroles jóvenes,
de linyeras que mueven sus colchones
de poetas obstinados
a los que no les prestas atención cuando,
entres tus luces,
te hablan de tus sombras,
que alguien te diga alguna vez,
sos tan bella
como una madre de preñez eterna,
tu embarazo dura todas las noches
y nos pare cada mañana
cuando el este pinta
de rojo sangre un sol enorme
que nos recuerda que seguimos con vida.

2 comentarios:

  1. me encanta como termina una ciudad como una madre que nos pare cada mañana, genial, Laura de Bs As

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  2. muy buena tu forma de hablar de la ciudad, exitos

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