sábado, 6 de agosto de 2011

Huérfano de la revolución

Qué esperaban las noches de mí,
del hijo de un comunista
y de una muchacha pobre de un pueblo
donde lo más emocionante que pasa es la llovizna
golpeando médanos,

qué pretendían las musas que hiciera con esta vida,
más que drogarme con oxígeno,
más que consumirme en la lujuría
como si fuera otra brasa ardiendo en el heno.

Qué esperaban las letras de mis tercos
y fuertes dedos
al hacer avanzar la línea,
que narrara bellos sonetos,
de esta ironía que vanagloriamos llamando vida,

era tan pequeño cuando heredé mi primer
cadáver,
tan hermoso, un comunista con los ojos cerrados,
soñando con la revolución que nunca llega,
un día cualquiera al cual no vio la tarde,
y mucho menos la cena.

Qué esperan estos personajes,
que les dé más piedad de la que se desea,
mucho no se puede esperar de un niño
al que se abandona por una panacea,

se ha reído tanto
la existencia de este mortal,
le ha legado un genociodio de sueños,
miles de brazos que no lo podrán armar,

pero aún así,
voy a reírme hasta el final,
un día me tapará una lápida
pero estarán estas letras para hacerme recordar,
y la revolución, que se empecina,
siempre me sabrá esperar
en alguna parte del edén comunista.

2 comentarios:

  1. todos queremos ese eden comunistas, lleno de poetas tan buenos como vos, un gusto descubrirte en la net, Alejandro de Palermo

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  2. Qué bonito! Huele a autobiográfico. Muy cuidada cada palabra. Sin defectos.

    Alejandra

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