martes, 27 de diciembre de 2011

Frida



Los colores eran ánforas
donde la luz jugaba
con la ternura
de una niña de sueños
irrealizados
o, de los que esperaban el momento
correcto
para ser despertados;
en tus manos se hacían manantiales,
buscaban la libertad absoluta
que solo tiene la tiene la luz
para correr distancias enormes en la negrura
de los espacios
en perfecta curvatura;
te hiciste pincel de la pasión misma;
un cuadro que permitía
asomar tierras de olvidos,
utopía de los que nacieron
para ser vencidos,
eras polvo reseco de los desiertos
desafiantes esperando una simple lluvia
para disfrazar la aridez en vergel;

eras erotismo del bueno,
ese que sale tierno,
sin más atadura que el deseo,
eras tu propia musa,
te nacía desde adentro
y solo crecía en el lienzo,
se tornaba etérea,
huérfana de dolores,
sin temor por fenecer,
una mortal que vencía
las ataduras de la muerte;
encerraban tus líneas
a una mujer y a todas,
sus lágrimas
y todas sus sonrisas.

No eres más que energía
que perdura,
reinventando, la vida misma

1 comentario:

  1. una mujer brillante, una vida genial y un poeta que la recuerda, excelente, Germán de palermo leyendote desde la oficina

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