sábado, 29 de agosto de 2009

a Titín Betarte,

Era el día más hermoso de la primavera,
Tan alto el sol brillaba en todo su esplendor
Y ahora que lo pienso esa era la tibieza
De lo que siendo breve se hace eterno…
Nos dijimos adiós viéndonos a los ojos;
Siempre supiste lo que llevo adentro,
Así de mágico era tu saber y entender.
Te fuiste suave pisando suave sobre nubes,
Tormentas de recuerdos,
Dejando rocíos de lágrimas
Sobre los días, las semanas, y años que transcurrieron.
Estás –lo sé-, no hay nada más especial que saberte
Tan cercano, siendo tu esencia
Una dulce caricia del recuerdo.
Era primavera el día en que los dioses pidieron tu presencia,
Era una madrugada en que yo dormía,
Y la mañana la más hermosa de todas fue a mis ojos
La más triste de mi vida.
Lo sé yo, lo sabés vos,
Habrá alguien viendo
Este lejano sol brillando,
En la grandiosidad del universo
Y ese tiempo que compartimos, el pasado,
En el que te hiciste mi amigo, mi maestro,
Será siempre eterno,
Porque son lo amores verdaderos los que hacen la diferencia,
Hacen que los engranajes funcionen,
Que la vida sea vida.
Sonrío ahora porque sé que un día
Me darás la bienvenida,
Tal vez sea mañana, pasado,
Dentro de unos años,
Me verás amanecer en el inframundo,
Tan distraído como asustado
Pero hallaré tu estampa de azabache,
Tus pasos firmes pero lentos
Tu vitalidad, tu aliento
Y me dirás en silencio: “fue ayer pero,
Amigo, te he echado tanto de menos.

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