domingo, 29 de noviembre de 2009

Sueños de ayer

Los sueños empiezan a morirse
en la almohada,
terminan de ahogarse
en un tsunami de café negro
y otra vez al mundo de los mortales,
a las caras desapacibles
de los compañeros del colectivo lleno,
casi un ataúd de ideales
que rueda en una pradera
de edificios y asfaltos,
una selva de caminantes en apuro,
miradas perdidas desde Wilde al Microcentro,
hasta llegar al monitor que esclaviza,
a las charlas que se esfuman
como un rocío en el aire,
a merced de un jefe gravitando
como una luna exhibiendo su cara oculta,
un maníaco de la exigencia sin tino,
incapaz de hacer amenas las horas que siguen
matando el tiempo en una letanía,
luego tus dedos pulsan las teclas,
vuelves a llamarme amor,
a decirme que llegaste bien,
que el viaje fue un desquicio;
y me pregunto si será suficiente
este amor que tengo
para salvarte y soñar con un destino
donde la vida sea más que una madeja
de obligaciones sin sentido,
si basta la esperanza para hacer
un mundo pequeño donde resuciten
los sueños muertos de ayer.

1 comentario:

  1. súper original, como haces para escribir también, que bueno sería que alguien me escribierá un poema así, apenas si recuerda mi marido, el dia de mi cumplea#os, bueno, sólo era para felicitarte... Carla desde Québec,

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