sábado, 3 de abril de 2010

Café con éxito

Qué perfecto es verlo
tomando un café
sentado en una mesa,
en su hora de descanso,
solo con su felicidad
de cuento y arrogante suerte.
Tiene todo lo que el mundo
ha podido ofrecerle,
es un escultor polifacético
de su bienestar solitario.
Veo su mano,
la cuchara revolviendo la infusión,
siento el aroma
huyendo de los remolinos.
Y pensar que me habían dicho
que esto era la dicha,
un hombre sentado en una silla
con el hombro erguido de ego
por tenerlo todo,
una mujer, unos hijos,
la casa en las afueras
y muchas charlas correctas,
predecibles, donde la aventura
es la peor de las herejías,
donde nada escapa a la proyección de lo pautado,
para los días, los meses, los años,
hasta que la razón
le dibuje la muerte
y en cinco segundo quiera rebelarse
pero, ya será demasiado tarde
pues, sólo quedará su nombre
apretado por el tiempo
en la jaula del recuerdo,
que todo olvida
tan rápido
como el café se enfría.

4 comentarios:

  1. Has mejorado saludos de leo

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  2. Me gusto mucho ,no se si has mejorado ;yo soy escultora; no poeta ,pero me llegó.
    saludos
    Virgy

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  3. lo que me sorprende de los textos es la disparidad, es como que puede tocar cualquier punto, a mí atrapó el vestido, como se pueden denunciar tantas cosas con pocas palabras y además hacerlo de una manera grata, me gusta tu blog, lo leo cada tanto desde la oficina, creo que esta poesia habla de mi, sinceramente me tocó, un abrazo enorme, Luciano de Buenos Aires.

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  4. Muy bueno!. Me alegro que hayas vuelto a dejar algo en Amo los libros. Realmente extrañaba tu obra. No desaparezcas tanto tiempo que escribes bellísimo. Saludos.

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