viernes, 7 de octubre de 2011

Después del doce O

Nos han mentido tanto…
Crédulos fuimos,
cuán caros se pagaron reyes
y sotas de bastos…
Espejos coloridos por donde entró
“la civilización”,
un manto albo
sobre la estatua hacedora
de milagros,
por azar malogrados…,
rotos como los huesos.
Oro y plata remontando
oleajes,
con eso pagamos la lengua en que hablamos,
rezos foráneos,
el cuento de la igualdad
en la leyenda del hijo del carpintero
y cargamentos de secuestrados
embolsando
ganancia de negreros,
toda una tierra hecha un lupanar,
una orgía
de predicadores,
una carnicería
de buscadores de riquezas apropiadas,
y viejas costumbres europeas,
los nobles blancos a la diestra
y los desclasados
siempre esperando,
esperando…
Todo cocido con bonitos
cuentos traídos en barcos,
repetidos
para que fueran bien aprendidos.
Ya nada te debemos,
viejo mundo allende el Atlántico,
que sigan tus reyes con sus coronas,
tus predicadores con sus reliquias viejas,
este es el Continente de la quimera,
el lugar donde las semillas,
por más que mueran,
siempre germinan,
donde la esperanza llena
el vientre de nuestras mujeres
de una preñez ansiada
y las bocas jamás se callan,
siempre reclaman
un mejor mañana,
después del día doce,
este sitio se llama América,
la tierra de las posibilidades
donde los sueños,
de tanto perderse,
aprendieron a resucitarse…

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