martes, 4 de octubre de 2011

garúa

Tenías colores de verano.
No te importaba que fuera julio,
que hubiera garúa,
que pareciera
una helada y el frío
se te entrara en la mirada.
Tampoco que la ciudad fuera gris plomizo,
que el transporte estuviera colapsado,
que la vida continuara,
que se enredase en una nube húmeda,
que se precipitara
por las cornisas de los edificios,
que ensuciara el piso,
que borrase sus huellas,
la marca de sus pasos,
se había ido,
tantas veces ensayó la despedida,
que ahora todo te parece un alivio,
sus ojos tan amados,
los que te veían en la mañana,
esas esferas marrones
que se volvieron desconocidas,
esas manos
que olvidaron las caricias,
esa voz grave que pronunciaba tu nombre,
que hacía que sonase
como el mejor poema declamado,
pasó a ser un simple anunciante
de la rutina, de días apilados,
igual que trastos
en el desván esperando
ser desechados,
vale que te miren ahora,
tan hermosa,tan pequeña,
saboreando recuerdos,
profundamente orgullosa
por haber amado tanto.

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