jueves, 3 de noviembre de 2011

Borra de café

El pocillo está sobre la mesa,
la borra del café
lista para leer,
presagio con disfraz
de buenas venturas
que se quieren oír.


La boca de la pitonisa se abre,
su aliento sabe
a cigarrillos de contrabando,
a mentiras muy bien dichas
que terminan por ser creídas,
a una letanía
que se hace sinfonía
en el callejón sin salida,
solo quiere mis billetes sucios,
yo busco un personaje para un cuento,
su mirada se clava
en la suciedad amarga
del café ,
en la dulzura de azúcar,
no le creo
los éxitos que me inventa su voz
enredada
entre sus dientes escasos,
ni que todo estará bien algún día,
que el camino me prepara un agasajo,
que la existencia sonreirá mañana
tan temprano,
cuando el alba se despierte
de su sueño malsano.

Solo la miro,
devoro sus gestos como un parásito,
como un asesino
que disfruta con la muerte,
que la sueña,
que la provoca,
en el fondo soy
como esos seres desalmados,
olvidé la piedad
ahogada en la borra
del café,
perdí la ilusión de pensar
venturas lindas para el futuro,
estoy allí viéndola,
consolándome de ser menos desgraciado,
todavía no necesito inventar mentiras
para comprarme un bocado
que me sacie el hambre,
todavía conservo un refugio
que me da cobijo,
que me ampara,
pero eso no lo lee
en el asiento del café,
es solo una sensación
que se adormece en el aire
mientras el pocillo sigue
sobre la mesa,
yo sentado en una silla
y, ella con sus labios
llenos de inventivas…
que suelta con una sonrisa
levemente torcida…

1 comentario:

  1. hoy voy a tomar un café con alguien, pero realmente no debería ir.

    ResponderEliminar