martes, 15 de septiembre de 2009

Dulce Dulcinea

Todavía se acuerda,
Los príncipes eran azules,
Miraba a través de los sueños
Y no de los ojos.
Siempre fue una dulce Dulcinea
Que se creyó el cuento;
Redonda la calabaza
Hecha veloz corraza,
Tres triste ratones,
Hermosos y displicentes lacayos.
“Un te amaré hasta siempre”,
Una promesa que ilusionó fuera eterna.
Ahora no alcanzan las excusas,
Que la ventana abierta,
Que las puertas mal cerradas;
No hay maquillajes
Que disimule los moretones,
Ni el temor que galopa sobre la rutina,
El dulce príncipe ya no es azul,
Su desteñido paso lo anuncia al llegar
Y ella ya no es la reina
Que domina el tablero sino
Un simple peón que no espera otra cosa
Que el desdén del amo…
Dulce Dulcinea…,
Te he visto hoy sentada en un banco de la plaza,
Nadie te oye gritar,
Invisible a todos te haces,
Sólo yo te veo con piedad infinita
Y sueño con que te salves la existencia,
Que grites tan fuerte como puedas
Así te escuchas y oyéndote te hagas tan fuerte,
Madera de roble,
Una mujer hermosa que sabe ponerse en pie
Y defender sus pétalos
Como las rosas con sus espinas
Y descubras lo que es volver a la vida.

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