jueves, 24 de septiembre de 2009

Ella, él

Uñas pintadas, pelo luminoso
–casi una diva del espectáculo en albo
vestido bajando escaleras- y coincide
su figura con el desamparo
de la noche áspera y fría.
Parada en una esquina, sola huérfana de glamour,
espera la rutina por monedas,
billetes sucios de otras manos.
Hombres que jamás la verán a los ojos
porque la saben un descartable ser vagando
solo y sin rumbo, pero su belleza es palpable
arranca más deseos que mofas,
hace brotar más perversión que ternura solapada,
guardada, adentro, apretada
en una telaraña de sus sueños.
Siempre peleando por ella y no él,
desde que la razón se le hizo carne…
Ahora es una criatura sin amor, nocturna,
esperando que alguien le hable
y le descubra ese corazón que también late y suspira,
y que, por momentos se inventa anhelos
que la mantengan con vida.

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