miércoles, 24 de agosto de 2011

Sueño imposible

Anoche soñé imposibles,
soné contigo,
estábamos en un café,
descubrías que ya no era aquel bebé infonsivo,
sino, este hombre
que te ha sobrevivido.

Ideé tus labios, susurraban
perdones leves que no supieran fingidos,
que tus ojos fueran sinceros,
que me dijeras cómo fueron aquellos días primeros
cuando sorbía de tus senos,
cuando todavía te quería,
cuando éramos una madre
con su indefensa cría.

Ahora éramos dos desconocidos,
limitando nuestros dichos
mientras hacíamos girar las cucharas
dentro de los posillos;
como ves no es sencillo
soñar contigo
porque soy un guerrero
que sobrevive aunque lo hayas malherido.

Dos extraños en un esquina del tiempo,
mirando gente pasar a la hora del regreso
cuando la ciudad rompe los hormigueros,
tú eras una sombra del olvido
y yo un iluso que predendía
que alguna vez lo hayas querido,
pero era mi sueño
y, esta vez, te abandoné yo
lo hice leve, sin mirar atrás,
sin rencor, huérfano de amor,
como a esos momentos destinados a no recordarse
jamás,
pero no sé por qué me sigo
acordando de que anoche soñé
contigo y dos posillos de café
que sabían bien amargos
ni bien me desperté.

1 comentario:

  1. señor poeta, es muy interesante su trabajo, algunos poemas suyos parecen arrancados y están llenos de furia y no pierden por ello su belleza, se los he recomendado a mis alumnos, lo leo seguido, es una humilde opinión de una profesora de literatura a punto de retirse de la actividad.

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